martes, 30 de octubre de 2018

Regir el loco mundo… (29 Octubre 2018)

 Las prioridades de las organizaciones secretas que dirigen el planeta y los gobernantes  del mundo actual, claramente, no son el pueblo y sus carencias socio-político-culturales…son precisamente la inversa, es decir, asegurar la continuidad de su Nuevo Orden Mundial  económico y el abrir cada vez más la brecha entre ricos (Élite) y pobres (siervos)…
Mirando en el espejo de ayer, hoy y mañana, las luchas del día a día…la historia de la humanidad, la que nos 
han contado, la que imaginamos, la 
que podemos percibir y la que nos 
esconde el poder, esos grandes 
amigos de la propiedad ajena…esos 
antiguos usureros, hoy llamados 
banca privada.
La nave 80 % Europea, BepiColombo,
se dirige a Mercurio en busca de lo 
desconocido…dejando a la intemperie
 lo ya “harto”acreditado. Esto es: el 
alto paro juvenil, la precariedad 
laboral, la huida de talentos a otros 



educacional, ayudas ineficientes en 
discapacidad, pobreza, desnutrición 
infantil, corrupción…
Alguien ha dicho que en el futuro solo
 existirán los ricos y que los pobres se 
extinguirán…
La evolución es radical, no existen 
paradas de reflexión.
Y a mí, solo se me ocurre preguntar:
Control Terrestre a Mayor Tom,
¿Puede oírme, Mayor Tom?





 























martes, 23 de octubre de 2018

“Resistencia emocional… desesperada supervivencia… ” (20 Octubre 2018)

Por el cuello subido del abrigo de astracán, asoma la mejilla tierna y colorada del frío pirenaico…das pasos sin orientación, totalmente extraviada,  manchando la nieve albina. Los árboles voltean venteados por el hálito de las intemperies. Igual que cimbrea la ilusión en tu ser, debilitada y lejana. Palpitan las embestidas de la niebla rociada y densa…La naturaleza frente al hombre (en este caso, mujer)
Manos enfundadas, guantes empapados, nudillos ensangrentados.
Lago helado sin pájaros, sin cisnes…el sol escondió su dorado y la luna platea el escenario…pero tú no ves el paisaje idílico.  Te asaltan reflexiones nocivas, confusión y estremecimientos de vértigo. Caminas despacio con temor a quedar sepultada, no conoces el terreno, hace demasiados años que nadie llega hasta esta parte de la cordillera ¿Habrá algún antiguo sendero? Seguro que si, pero tu los desconoces, así que vas con tiento.  Miras alrededor  y captas la desolación. Querías huir de la civilización que te maltrató, pero ahora no puedes hallar el refugio, una choza hecha de troncos, donde habitas desde hace unas semanas. Una mañana, un impresionante alud la veló de tu visión…desde  aquel instante, yerras sin rumbo. En la bolsa que cuelga de tu hombro, hay frutos secos y chocolate para las largas excursiones, una linterna casi gastada, una navaja, un mechero y el libro “Ángeles de desolación” de Jack Kerouac…Él también estuvo “asilado” en las altas montañas allá en los picos de Hozomeen  en Washington, Estados Unidos.
En el camino (otra novela de Kerouac, la biblia de la Beat generation) por el camino se ha preocupado de ir recogiendo ramas que asomaban de arbustos que no había llegado a cubrir la nieve.
Congelada, cansada y entumecida en la noche que ya se avecina, te quitas los guantes mojados, meditando para ti misma, que es peor el remedio que la enfermedad…
Corresponde hacer una hoguera urgentemente, para calentarse y tal vez, con mucha suerte alguien pudiera ver las llamas o el humo que desprende el fuego. Aunque las nubes bajas, empeoraban las condiciones y también tu ánimo.
Casi no sientes los dedos de los pies, en realidad no notas los pies. No estas al tanto del ardiente frío, tus manos van tornándose violáceas…no puedes perder más tiempo en elucubraciones,  te inclinas y con dificultad y  ayuda de la navaja, vas despejando la nieve hasta que encuentras tierra, hierba y piedra…Claro, claro que está húmeda, pero no tienes elección…haces un circulo, colocas las piedras mas grandes que encuentras y como puedes, formas una pira con la leña (húmeda) que vas arrastrando, arrancas hojas de la novela de Jack, disculpándote mentalmente y arrugándolas las colocas bajo las ramas… ¡no, no, no! esto no es una historia de Jack London y su supervivencia extrema en “Amor a la vida”.
Aquí aunque le cuesta un montón, sí que se enciende el mechero y el papel letrado y por fin la madera prende del mismo modo.
Renaces en torno a la lumbre…comienzas a percibir tus miembros, y oyes el ruido de la salvación…Un helicóptero sobrevuela el cielo y tu cabeza, y no se te ocurre otra cosa que sollozar, gritar y besar la nieve…y agradecer el azar indulgente de la tierra.



























lunes, 1 de octubre de 2018

Una simiente que crece hacia el interior… (Julio 2018)


 Querido amigo Celedonio, en estos días, pasan demasiadas circunstancias “fortuitas” en las que no me recreo y sin embargo sufro sus avatares. No sé ciertamente si vivo otros momentos o quizá la mezcla de sueños y olvidos, han reflejado mis mundos paralelos…atormentado por presuntas situaciones existentes, que al procurar investigar  los alrededores del hipocampo, la memoria circula en espiral y así a menudo sueño (O creo soñar que lo hago) vidas que es imposible que haya protagonizado.
Como ir conduciendo durante años al trabajo, cuando no tengo carnet,  ni auto, y tampoco tengo trabajo…entonces al salir a la calle no sé donde dejé aparcado el vehículo y es entonces cuando pienso y me pregunto si es real mi preocupación.
¿Será sueño, fantasía y realidad la misma corteza cerebral de la consciencia, inconsciencia y subconsciencia?
Amigo Celedonio, otras veces me río a carcajadas y dejo que el sueño me utilice, que me lleve consigo y pido humilde pero encarecidamente que no me haga volver jamás a ésta promiscua realidad tan absorbente…Pregunto sin respuestas, así convivo con las oscuridades de las calles de mis pensamientos, humedecidos por la tormenta del sábado.
Recalo en la nostalgia de la incertidumbre ¿error o temor? Y lo único que sé bien cierto es nuestro transitar, Celedonio, compañero de aquel pretérito tan vívido y fantástico…Aquel norte sureño abierto a los 4 vientos.
Bien, como te iba contando, anduve mucho tiempo sin identidad. Me olvidé de ser yo y creo que me largué… ¿A dónde? No tengo idea, no sé, oí hablar de existencias opuestas y me invadió el silencio, el miedo me atenazó y diría que no dormí ni soñé en días, claro que quizá en esos momentos ya no conseguiría saber nada de nada, qué vacíos visité y si la paranoia se vistió de lapsus ingrávidos…Busqué tierras menos hostiles donde depurar la piedra que llevaba en el alma…
Te escribo ahora mismo con la inocencia de un niño. Debes creerme, pues si tu no lo haces, nadie lo hará…es terrible observar como el pasado se muda en hojarasca otoñal y poco a poco ver que va desapareciendo, si tardas demasiado me habré disuelto, lo intuyo y cuando llegues a mí, seré como el horizonte que nunca puedes alcanzar…