martes, 13 de noviembre de 2018

LA DAMA DE LA GRAN VÍA... (7 Noviembre 2018)




Esta fotografía la hice desde el bus, cruzando la gran vía de la ciudad de Barcelona. Por ello la bauticé con el nombre de La Dama de la Gran vía…Durante muchos años, la mujer vivió en “su banco”, decorándolo a su agrado con todo tipo de materiales, telas, revistas, libros…
Las veces que pasé por allí, la vi comer, leer, dormir… la pude observar a la mañana y a la noche. En invierno abrigada con gorra de lana y en verano más liviana. Ella se convirtió en toda una institución sedentaria, de la estrechez establecida…Ahora, cuando camino o paso por allí en autobús, ya no la veo. Un día desapareció sin más, dejando “su banco” o ¿quizá la desahuciaron…?
En esos tiempos Esperanza Aguirre, hablaba de prohibir que los indigentes durmieran en la calle: "Ahuyenta a los turistas”, dijo. 

Sea como fuere, esta mujer creó una estela social (tipo estilita) modulando con su presencia, testimonio de queja a los gobiernos, a la iglesia y a los monarcas de medio pelo… y quedó un banco de madera, huérfano…

miércoles, 7 de noviembre de 2018

Una simiente que crece hacia el interior… (Julio 2018)


Querido amigo Celedonio, en estos días, pasan demasiadas circunstancias “fortuitas” en las que no me recreo y sin embargo sufro sus avatares. No sé ciertamente si vivo otros momentos o quizá la mezcla de sueños y olvidos, han reflejado mis mundos paralelos…atormentado por presuntas situaciones existentes, que al procurar investigar  los alrededores del hipocampo, la memoria circula en espiral y así a menudo sueño (O creo soñar que lo hago) vidas que es imposible que haya protagonizado.
Como ir conduciendo durante años al trabajo, cuando no tengo carnet,  ni auto, y tampoco tengo trabajo…entonces al salir a la calle no sé donde dejé aparcado el vehículo y es entonces cuando pienso y me pregunto si es real mi preocupación.
¿Será sueño, fantasía y realidad la misma corteza cerebral de la consciencia, inconsciencia y subconsciencia?
Amigo Celedonio, otras veces me río a carcajadas y dejo que el sueño me utilice, que me lleve consigo y pido humilde pero encarecidamente que no me haga volver jamás a ésta promiscua realidad tan absorbente…Pregunto sin respuestas, así convivo con las oscuridades de las calles de mis pensamientos, humedecidos por la tormenta del sábado.
Recalo en la nostalgia de la incertidumbre ¿error o temor? Y lo único que sé bien cierto es nuestro transitar, Celedonio, compañero de aquel pretérito tan vívido y fantástico…Aquel norte sureño abierto a los 4 vientos.
Bien, como te iba contando, anduve mucho tiempo sin identidad. Me olvidé de ser yo y creo que me largué… ¿A dónde? No tengo idea, no sé, oí hablar de existencias opuestas y me invadió el silencio, el miedo me atenazó y diría que no dormí ni soñé en días, claro que quizá en esos momentos ya no conseguiría saber nada de nada, qué vacíos visité y si la paranoia se vistió de lapsus ingrávidos…Busqué tierras menos hostiles donde depurar la piedra que llevaba en el alma…
Te escribo ahora mismo con la inocencia de un niño. Debes creerme, pues si tu no lo haces, nadie lo hará…es terrible observar como el pasado se muda en hojarasca otoñal y poco a poco ver que va desapareciendo, si tardas demasiado me habré disuelto, lo intuyo y cuando llegues a mí, seré como el horizonte que nunca puedes alcanzar…