Había quedado con mi suerte en el Zurich, pero ésta no se presentó, así que me acerqué a ver la actuación de soledad y no encontré localidades. Aquí el silencio fragmentó sus notas y se alejó en dirección opuesta.
Bebí en la fuente de Canaletas, frente al eterno bar Nuria, donde un transistor dejaba oír “victima del silencio” del grupo Burning - qué casualidad más fatídica pensé.
Bajé zigzagueando por las ramblas como animal acorralado, huyendo de la manada aglutinada. Las estatuas grotescas y humanas, me saludaban sonrientes.
Nativos y turistas festejaban alborotados, algún triunfo deportivo.
Cual torre de babel, ¿Cuántas lenguas taconeaban mis sienes? La jauría aullaba acribillando el pánico, convertido en masa verbal. Encrucijada para mi entendimiento.
Necesitaba perspectiva…con el espíritu hecho de tripas, seguí pasaje…la oscuridad de la noche se había encendido. La lluvia caía y adolescentes vagabundos pedían unas monedas y cigarrillos.
De los cristales de una librería de viejo, brillaban las resplandecientes grafías, de luminosos títulos. Novelas de otros siglos que inmortales, contemplaban el paso del tiempo con lastimoso pesar de no ser leídos.
En aquel lugar se apiñaban los libros encuadernados de mi existencia…la cronología ilustrada de mi vida. Las solapas y tintes del pasado.
Unos enormes ojos me miraban desde los quioscos de aves. Búhos y lechuzas se mantenían “al loro”.
Mis huellas se dirigían, a todos los ayeres, con el aroma del tiempo marchito.
Yo tenía en la memoria, la última frase de la nota del ahorcado… “con deseos de comenzar una nueva era…”
-Aquí, hoy solo se respira la agitación. Ya no pintaré nada…jaja ni siquiera “al agua”
Me indicó el retratista, riendo y plastificando sus obras para que no se mojaran.
Podía haber sido una noche hermosa.
A la altura del Liceu suena un disparo a la par que el trueno recarga en el cielo borrascoso…una mujer se tapa el rostro ensangrentado, quizá se enojó el cliente patibulario, que sentado en la acera llora en la confusión, mostrando su arma caliente, todavía el dedo en el gatillo.
Los celos enfermizos le jugaron una mala pasada. –rezarían las noticias del periódico al día siguiente.
La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. Cantaba un borrachín imitando al Gato Pérez.
En el café de la ópera decía Santiago Auserón por los altavoces: “…de noche se oyen voces que murmuran un nombre, donde solo hay silencio. La vida en la frontera no espera.”
-Una poesía amigo…se la cambio por abrazos…y galletas de coco.
Y el hombre de metal extendió sus alas imaginando…otros vuelos más ligeros.
Woody al clarinete.
En el puerto, el gentío grita con empeño bloqueando el suceso trágico: Un membrudo y alcoholizado marine blanco americano, le está pateando la cabeza a un tipo cansado negro africano- lucha de continentes- todos vitorean el triunfo del piloto naval…ya llegarán los remordimientos al tiempo de las resacas.
En un portal infecto y maloliente un cuerpo tirado en la losa, mordido por las ratas. Catorce horas con la muerte en los brazos.
-Señores coherencia y sentido común.
Agita la voz policial, acordonando la zona.
Nada que hacer ya, sin familia y sin amigos un simple r.i.p en la tumba al raso.
Eché un vistazo a las aguas de la dársena, pececillos entre alquitrán y despojos de almas agónicas…”Hay cosas en la noche que es mejor no ver”
- 21 Diciembre 2008-
Bebí en la fuente de Canaletas, frente al eterno bar Nuria, donde un transistor dejaba oír “victima del silencio” del grupo Burning - qué casualidad más fatídica pensé.
Bajé zigzagueando por las ramblas como animal acorralado, huyendo de la manada aglutinada. Las estatuas grotescas y humanas, me saludaban sonrientes.
Nativos y turistas festejaban alborotados, algún triunfo deportivo.
Cual torre de babel, ¿Cuántas lenguas taconeaban mis sienes? La jauría aullaba acribillando el pánico, convertido en masa verbal. Encrucijada para mi entendimiento.
Necesitaba perspectiva…con el espíritu hecho de tripas, seguí pasaje…la oscuridad de la noche se había encendido. La lluvia caía y adolescentes vagabundos pedían unas monedas y cigarrillos.
De los cristales de una librería de viejo, brillaban las resplandecientes grafías, de luminosos títulos. Novelas de otros siglos que inmortales, contemplaban el paso del tiempo con lastimoso pesar de no ser leídos.
En aquel lugar se apiñaban los libros encuadernados de mi existencia…la cronología ilustrada de mi vida. Las solapas y tintes del pasado.
Unos enormes ojos me miraban desde los quioscos de aves. Búhos y lechuzas se mantenían “al loro”.
Mis huellas se dirigían, a todos los ayeres, con el aroma del tiempo marchito.
Yo tenía en la memoria, la última frase de la nota del ahorcado… “con deseos de comenzar una nueva era…”
-Aquí, hoy solo se respira la agitación. Ya no pintaré nada…jaja ni siquiera “al agua”
Me indicó el retratista, riendo y plastificando sus obras para que no se mojaran.
Podía haber sido una noche hermosa.
A la altura del Liceu suena un disparo a la par que el trueno recarga en el cielo borrascoso…una mujer se tapa el rostro ensangrentado, quizá se enojó el cliente patibulario, que sentado en la acera llora en la confusión, mostrando su arma caliente, todavía el dedo en el gatillo.
Los celos enfermizos le jugaron una mala pasada. –rezarían las noticias del periódico al día siguiente.
La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. Cantaba un borrachín imitando al Gato Pérez.
En el café de la ópera decía Santiago Auserón por los altavoces: “…de noche se oyen voces que murmuran un nombre, donde solo hay silencio. La vida en la frontera no espera.”
-Una poesía amigo…se la cambio por abrazos…y galletas de coco.
Y el hombre de metal extendió sus alas imaginando…otros vuelos más ligeros.
Woody al clarinete.
En el puerto, el gentío grita con empeño bloqueando el suceso trágico: Un membrudo y alcoholizado marine blanco americano, le está pateando la cabeza a un tipo cansado negro africano- lucha de continentes- todos vitorean el triunfo del piloto naval…ya llegarán los remordimientos al tiempo de las resacas.
En un portal infecto y maloliente un cuerpo tirado en la losa, mordido por las ratas. Catorce horas con la muerte en los brazos.
-Señores coherencia y sentido común.
Agita la voz policial, acordonando la zona.
Nada que hacer ya, sin familia y sin amigos un simple r.i.p en la tumba al raso.
Eché un vistazo a las aguas de la dársena, pececillos entre alquitrán y despojos de almas agónicas…”Hay cosas en la noche que es mejor no ver”
- 21 Diciembre 2008-
fandestéphane dijo...
ResponderEliminarUn paseo por las Ramblas que nos recuerda que la mejor forma de vivir es sobre la marcha.
Todo suele pasar distinto a lo proyectado y todo está influido por las circunstancias, tanto las que nos atañen a nosotros, como las de nuestro entorno.
Bona entrada Kim, salutacions
Cierto Fandestéphane...la vida fluye como el agua de río...a veces contra corriente...pero hay que seguir salvando obstáculos, solo así lograremos llegar hasta el mar y allí la unión nos dará fuerza para crear tornados de paz y calma...
ResponderEliminarMerci pel comentari.
En esta tarde sin siquiera imaginarlo, gracias a ti, me has regalado un grato paseo por esa maravillosa Rambla.
ResponderEliminarBesos
Me has hecho sentir la magia y la soledad de las Ramblas.
ResponderEliminarCuanta soledad se puede llegar a sentir en medio del gentío. Lo he vivido. Pero lo mío por las Ramblas es como un vicio o una enfermedad.
Las adoro. Adoro su tiempo, sus siglos, su historia, sus olores, sus soledades al sol en las mañanas alegres y cálidas.
TODO.
A tí también.
Eurice: Un paseo por las ramblas de Barcelona, es algo muy especial que a veces no percibimos, se nos escapa. No es un simple caminar por una avenida que nos lleva al puerto...es mestizar todos los continentes y alguno más, es convivir con las primeras calles de la ciudad, sus fachadas de otros siglos, cafés y liceos, gentes de fantasía que viven en un cuento de fábula, magos, fakires y tragasables...pintores, mendigos, locos y prostitutas...Es la vida o la que imaginamos...Abrazos callejeros de piedras rodantes
ResponderEliminartecla: Te diría lo mismo que a Eurice...Tú lo cuentas, Las ramblas tienen una sustancia mágica que atrapa a los transeúntes, es como un pequeño país dentro de la ciudad...las ramblas son el gótico y el ravál, el puerto y el horizonte del mar...mezcla de pasados y futuros, soledades y libertades...puedes participar o simplemente ser un observador del tiempo...Abrazos afectuosos de paseo por esas ramificaciones musicales...plenas de nostalgia adolescente
ResponderEliminar¿Cómo olvidar Las Ramblas de día... y de noche?
ResponderEliminarHe estado ahí, K, y has conseguido que las recuerde con nostalgia. Quizás una vez más, en esta vida, pueda caminarlas de punta a punta.
El Profesor
Kim, has descrito tan bien Las Ramblas que mientras leia me parecia que paseaba por ellas.
ResponderEliminarLo he hecho en muchas ocasiones y siempre tengo la sensación de estar viendo una película donde no paran de sucederse historias y todas diferentes, y lo mejor de todo es que no es ficción , es totalmente real.Sin duda es un paseo muy especial.
Un beso.
Lolita y El Profesor: Me alegra el efecto nostálgico causado. Es cierto que siendo una simple arteria, sea reconocida como emblema de la ciudad...Seguro que tendrás oportunidad de pasear de nuevo por estas transitadas vías… Abrazos sencillos pero sinceros desde el camino que nos lleva al cruce de nosotros mismos…
ResponderEliminarNanda: En los años setenta, muchos adolescentes "vivíamos" en las Ramblas, atrapados por esa fascinación de conocer gentes y disfrutar de cada rincón de ese árbol milenario y sus aledaños, poblados de cafés-tertulia, conciertos y locales musicales. Lugar de ambiente colorista y paseo obligado cuando uno llega a esta ciudad…Abrazos del brazo paseando por la metrópolis…
ResponderEliminarEl paseo por las Ramblas ha resultado interesante. Las descripciones son perfectas. Aunque resulta un tanto agónico.
ResponderEliminarUn beso
Oscura: Las tortuosas aguas de cualquier ciudad portuaria, con sus marineros tatuados, prostitutas abrazando parroquianos...sexo, drogas y Rock & Roll...Abrazos cálidos desde el calor veraniego de esta ciudad mediterránea…
ResponderEliminarKim,
ResponderEliminarseguramente ese mundo que vive en las Ramblas habrá sido fascinante para el adolescente que recién comenzaba a vislumbrar los misterios de la noche.
Besos y precioso post, me hiciste pasear por esas calles -se me ocurre oscuras-, es así?
REM
REM: Oscuras de noche, sí...de día de colores múltiples...en mi adolescencia, en el país había muerto el dictador Francisco Franco (debería ponerlo en minúsculas) y todo lo que se prohibió en 40 años, comenzó a llegar con aires de libertad, músicas,pelis, libros y los últimos signos del vietnam americano y su ambiente hippye, pelos largos, revolución sexual,estudiantil, igualdad etc etc...fue novedoso, contracultural, underground, progresivo e interesante...Vivir es la única forma de conocer la vida...Abrazos cálidos en la hemerotéca de mis recuerdos
ResponderEliminarMe ha gustado este post, como la mayoría que escribes, relatas esta vez momento, período de una tarde-noche con soltura amigable y distendida que huele a costumbrismo nuestro.
ResponderEliminarAl comienzo hay dos leves fallos a mi entender: Cuando escribes soledad todos entendemos a la cantante, se escribe entonces con mayuscula, me puedo equivocar pero es lo que se entiende; cuando dices notas del silencio no procede, el silencio no tiene notas en el pentagrama, ni altas ni bajas, es un signo que va supeditado al compás marcado al comienzo del pentagrama, simplemente denota silencio. Son matizes no imperdonables.´
Entiendo un comienzo de escrito como fundamental por eso mi leve crítica hacia esos 'lapsus' sin importancia. Por lo demas...
Yo, a Burning, el trio autentico tuve la suerte de verlos en un visita relámpago por Madrid en el Rock Ola. Solo con mi compañera, casi como turista, sentado en una mesa. El ambiente se fue caldeando y el buen rollo nos fue circundando. Ni decir tengo que acabamos ronda 'pa tí' ronda 'pa mí'.
En Barcelona, en la mítica sala Zeleste, coincidió mi fugaz visita a la ciudad con un concierto algo extraño: Don Cherry a la trompeta y Pepe Habichuela con su guitarra flamenca. No digo que no disfrutara aquel dia, yo estuve bien atento a la fusión que, hoy en dia, es casi parte de nuestra musica, pero aquel dia la gente, el público, se agolpaba más en la barra a marcar pose nocturna. Aquella noche no hicimos amistades, volvimos a nuestras camas mas tarde, conscientes tan solo, de aquel encuentro histórico entre dos grandes artistas presenciados.
Un placer siempre leerte amigo.
SALUDOS
Rafa: Como siempre, compañero, me alegra que te agrade el relato. Los burning fueron un período importante en la historia de la música española y los recuerdo muy especialmente…Zeleste fue cuna legendaria de la “ona laietana” situado en la calle Argenteria de barcelona, al lado de Santa María del Mar…en los años setenta numerosos músicos catalanes fueron descubiertos en esta emblemática sala de conciertos…estaba cerca la transición y el fin de la dictadura de franco…Abrazos afectuosos de recuerdo de épocas sonoras
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