Desde la onírica posada, “la lenta agonía del poeta en el infierno etílico”.Tiranión, el náufrago, ve como se aleja la ola que le trajo el equipaje hasta su playa existencial. Cruza los dedos y se retuerce de dolor -permítame que le aconseje la costa- había prescrito el doctor José Curado de Raíz, orientando posibles dudas a su paciente. Las palabras del especialista fueron directas y precisas, tal como él exigía: Una enfermedad pulmonar le minaba la vida por el corto atajo de unos meses. Y he aquí un billete de tren, la estación y el hombre en el último y silencioso andén que el destino le deparaba. Jeremías es un visionario que ha llegado a Barcelona para estudiar la cultura milenaria de la ciudad, sonríe…
Saturio, taciturno y abotargado, disfrutaba de aquellas montañas rocosas donde antaño habitaron los guanches en el interior de las cuevas todavía con espíritus de los primitivos isleños. Por el día, Desiderio paseaba acariciando las aguas de su retiro voluntario, las noches rezaban perfiles agrestes de conciertos, convirtiéndole en estilita espera de muerte en la roca litúrgica de queja y súplica, composición para solo de violonchelo. En las orillas se levantaba el pueblo de calles arenosas, bares de absenta y mezcal, huellas de eternidades y pasos de carruajes. Sal en la piel esmaltín del verde mediterráneo. Ubaldo sortea la brisa, esmerado en conocer el dobladillo anímico del azar de los moradores que poblaban tristezas, pescado y enajenadas formas grotescas de arte, compaginado con entusiasmo visceral de inteligente aprendizaje. Ah…cuántos ratos en la ermita sin santos, sin iconos…le bastaba la frescura de la sombra sobre la losa de pizarra. El cielo pintado con óleos y pasteles de gamas y tonalidades suaves del color que imaginaba sería la paz de una prisión alada, el beso tangible de la libertad. Y Ponciano se sienta para escribir esta historia, se encuentra preparado pese al pánico y la angustia del primer impacto, cuando de súbito se alteró y desesperó. No sabe si el tiempo ha desaparecido. Suenan campanas en tierra muerta, y Demesio aletargado en apacible ensoñación…qué más da si los mares de nubes son reales, si él u otros están en este rincón o quizá los siglos permanecen en calma, dormidos…en el quieto espacio de la fábula y el mito.
Releyendo el libro misterioso de invierno, mira el reloj de su abuelo que cuelga del bolsillo del chaleco de tergal, una fotografía de un adiós se refleja en la tapa con el movimiento de las manillas, tic, tac, tic, tac… ¡Clic!...se guarda la parada nostalgia en el sombrero de fieltro y una lágrima de cuarteto lírico en el pañuelo, mientras recogen flores las dos muchachas, niñeras de su infancia ensortijada en pamelas de paja, dulce brebaje, embriagador masaje.
Aitor sube los peldaños del cansancio, mojado de lluvias resguardadas en el cobertizo de los recuerdos y tras deleitarse del “Bodegón del zapato viejo” de Joan Miró, se acuesta en la cama de la austera habitación con un solo armario y una pequeña mesa coja, un tapete quemado por un cigarrillo y una lamparilla siempre fundida.
Cierra los ojos, entona una plegaria india que habla del magno vacío y emprende un nublado viaje con su mágico amigo el genio conciliador y emotivo que le susurra al oído reposo, reposo…
Despertado por una música arrebatadora, se apresura a descubrir el motivo del festejo. Baja de tres en tres los escalones que le separan del café-teatro. Encima de la mesita de mármol, un periódico con las páginas desplegadas, junto a la taza humeante de aromáticas hiervas. Cinco balas y un cuarto de luna sobre el barniz del piano. Hoy la tertulia de “Catarsis” se halla amenizada por Adelis y Adis, unas chicas cubanas de grácil figura que bailan un son y una guaracha al compás de guitarra, palmas, congas y timbales. En la esquina, un boceto de Picasso, un cartel circense de Tolouse-Lautrec y una inmejorable imitación de Juan Gris en la pared. Aplausos y un cíngaro italiano da las gracias apoyado en un bastón recogiendo las monedas echadas en la chistera de la ilusión. “Quatre Gats” conversan sentados frente a sus vasos de inspirado alimento, hablan sobre el decaimiento del modernismo y del parecido del paseo de gracia barcelonés con los bulevares parisinos.
Reconoce a los contertulios porque todos son los mismos, no hay nadie, sólo él y él no está allí. Date cuenta de que has estado leyendo una hoja en blanco.
Marzo 2001
Saturio, taciturno y abotargado, disfrutaba de aquellas montañas rocosas donde antaño habitaron los guanches en el interior de las cuevas todavía con espíritus de los primitivos isleños. Por el día, Desiderio paseaba acariciando las aguas de su retiro voluntario, las noches rezaban perfiles agrestes de conciertos, convirtiéndole en estilita espera de muerte en la roca litúrgica de queja y súplica, composición para solo de violonchelo. En las orillas se levantaba el pueblo de calles arenosas, bares de absenta y mezcal, huellas de eternidades y pasos de carruajes. Sal en la piel esmaltín del verde mediterráneo. Ubaldo sortea la brisa, esmerado en conocer el dobladillo anímico del azar de los moradores que poblaban tristezas, pescado y enajenadas formas grotescas de arte, compaginado con entusiasmo visceral de inteligente aprendizaje. Ah…cuántos ratos en la ermita sin santos, sin iconos…le bastaba la frescura de la sombra sobre la losa de pizarra. El cielo pintado con óleos y pasteles de gamas y tonalidades suaves del color que imaginaba sería la paz de una prisión alada, el beso tangible de la libertad. Y Ponciano se sienta para escribir esta historia, se encuentra preparado pese al pánico y la angustia del primer impacto, cuando de súbito se alteró y desesperó. No sabe si el tiempo ha desaparecido. Suenan campanas en tierra muerta, y Demesio aletargado en apacible ensoñación…qué más da si los mares de nubes son reales, si él u otros están en este rincón o quizá los siglos permanecen en calma, dormidos…en el quieto espacio de la fábula y el mito.
Releyendo el libro misterioso de invierno, mira el reloj de su abuelo que cuelga del bolsillo del chaleco de tergal, una fotografía de un adiós se refleja en la tapa con el movimiento de las manillas, tic, tac, tic, tac… ¡Clic!...se guarda la parada nostalgia en el sombrero de fieltro y una lágrima de cuarteto lírico en el pañuelo, mientras recogen flores las dos muchachas, niñeras de su infancia ensortijada en pamelas de paja, dulce brebaje, embriagador masaje.
Aitor sube los peldaños del cansancio, mojado de lluvias resguardadas en el cobertizo de los recuerdos y tras deleitarse del “Bodegón del zapato viejo” de Joan Miró, se acuesta en la cama de la austera habitación con un solo armario y una pequeña mesa coja, un tapete quemado por un cigarrillo y una lamparilla siempre fundida.
Cierra los ojos, entona una plegaria india que habla del magno vacío y emprende un nublado viaje con su mágico amigo el genio conciliador y emotivo que le susurra al oído reposo, reposo…
Despertado por una música arrebatadora, se apresura a descubrir el motivo del festejo. Baja de tres en tres los escalones que le separan del café-teatro. Encima de la mesita de mármol, un periódico con las páginas desplegadas, junto a la taza humeante de aromáticas hiervas. Cinco balas y un cuarto de luna sobre el barniz del piano. Hoy la tertulia de “Catarsis” se halla amenizada por Adelis y Adis, unas chicas cubanas de grácil figura que bailan un son y una guaracha al compás de guitarra, palmas, congas y timbales. En la esquina, un boceto de Picasso, un cartel circense de Tolouse-Lautrec y una inmejorable imitación de Juan Gris en la pared. Aplausos y un cíngaro italiano da las gracias apoyado en un bastón recogiendo las monedas echadas en la chistera de la ilusión. “Quatre Gats” conversan sentados frente a sus vasos de inspirado alimento, hablan sobre el decaimiento del modernismo y del parecido del paseo de gracia barcelonés con los bulevares parisinos.
Reconoce a los contertulios porque todos son los mismos, no hay nadie, sólo él y él no está allí. Date cuenta de que has estado leyendo una hoja en blanco.
Marzo 2001
Eurice dijo...
ResponderEliminarUn aplauso de más de 5'.
Excelente narración, aún estoy boquiabierta...
Aún en este estado soy capaz de leer la hoja en blanco, sorbiendo mi copa de absenta en un boulevard parisienne,exhalando humo blanco por la boca con aroma a Gitanes.
¡Bravisimo!
Reflexiones de Emibel dijo...
ResponderEliminarRecorrido elegante por la literatura.
Me impresionaste con tu escrito y te diré que tu descriptiva me fascina.
Hay que leerlo varias veces para desengranar tu belleza literaria.
Un fuerte abrazo
Lourdes Torres dijo...
ResponderEliminarAmigo te felicito porque tienes la fuerza necesaria para hacer que me vaya imaginando esta historia como si estuviese viviéndola en carne propia. Tienes el don maravilloso de la escritura y de llegar al corazón.
Besitos.
Eurice: "...Sur les boulevards de la nuit, les rolling stones chantaient -I can't get no satisfaction- dans l'ombre de Paris..." (Yves Simon)
ResponderEliminarAplaudo tus aplausos y te diría: No hago nada que no sepa hacer (Claro que merece un esfuerzo, nada es fácil)...amiga brindemos, colisionando nuestras copas...
Reflexiones de Emibel: Es verdad que a veces una segunda lectura o incluso más, nos ayudan a descifrar detalles que se nos habían pasado por alto...mentiría si dijera que no me satisface tu abrazo cordial en cuanto al contenido de tu comentario...solo me queda agradecerte que estés aquí conmigo...
ResponderEliminarLourdes Torres: Tu tienes el don de entender lo que intento decir con las letras, que a veces no es fácil jajjaj...creo que lo más hermoso que le pueden decir a alguien que ha escrito un relato, es que lo han vivido en cuerpo y alma...con ello te estimulan para seguir intentándolo...Abrazos de solidaridad literaria y besos entintados en esa última página en blanco...
ResponderEliminarFandestéphane dijo...
ResponderEliminarTus escritos, tus relatos, tus palabras... son como música celestial que sólo los ángeles saben tocar. Ya te la leí hace meses, pero siempre es mejor saborear lo bueno muchas veces.
La fotografía con el Dedo de Dios en Canarias muy adecuada.
Fins dilluns al purgatori.
Marta Simonet. dijo...
ResponderEliminarMe pierdo entre líneas, déjame que pasee un rato más por aquí.
Mil besos.
Fandestéphane: Sí, pues en esas montañas del fondo existen las cuevas donde vivían los guanches...aquel paisaje sí que era música para la relajación y el entendimiento humano...un verdadero edén de paz, quietud y belleza natural...
ResponderEliminarFins dilluns al purgatori...ja es començen a veure les orelles al dimoni...
Marta Simonet.: Amiga, sabes que puedes quedarte eternamente...será un deleite para mí...Abrazos cordiales
ResponderEliminarNanda dijo...
ResponderEliminarEsta noche despues de leer tu relato,y obserbar la fotografia,me voy a dormir tranquila y relajada.Y gracias a ti seguro que soñare con ese eden de paz,quietud,y belleza.
Eres un gran escritor.Un beso grande.(El lunes nos vemos en el eden de las injusticias).
Nanda: Seguro que soñarás con ese bello edén...te lo mereces...lo de gran escritor, bueno, mido 1.76...tampoco es tanto...
ResponderEliminarDespués de un "Plácido Domingo"...llega un lunes tormentoso...y este será algo extraño...Besitos, y ya nos encontramos en la jungla de asfalto
Nanny Ogg dijo...
ResponderEliminarLiteratura en estado puro, no se puede decir más, creo yo.... Y me encanta esa maravillosa fotografía del tan llorado por todos nosotros, los grancanarios, Dedo de Dios antes de ser derribado por la misma naturaleza que lo creó.
Besos
Nanny Ogg: Cierto amiga, creo que fue un pequeño seísmo el que derribó gran parte de este monumento natural...la foto fue tomada en Enero de 1988...Abrazos de consolación
ResponderEliminar"conversan sentados frente a sus vasos de inspirado alimento, hablan sobre el decaimiento del modernismo"
ResponderEliminaramigo esto es oro, me encanta esa como sutil profundidad en cada concepto y cada opinión tácita de tus oraciones
gracias por el deleite
muchos saludos!
Impecable el uso de imágnes potentes, el ritmo narrativo y la piruela mortal que nos enfrenta no ya, a la página en blanco, sino al confuso almacén de recuerdos perdidos en el que apenas encontramos tiempo para perdernos.
ResponderEliminarUn saludo
Las sombras y las luces del gran teatro de la vida y de sus actores, eternos existencialistas que buscan la ola apropiada para remontar, neófitos o expertos nadadores de sueños y de recuerdos, en definitiva, la vida callada y a gritos de las dolencias y placeres del deambular vital.
ResponderEliminarMe ha gustado tu texto, Kim, con pinceladas casi impresionistas has creado un cuadro de la vida muy real y muy soñado, donde los colores son colores pero también se difuminan en ese misterioso libro que es la vida.
Mi aplauso.
Un abrazo bohemio.
¡Qué fuerza tiene tu narración!, aún tengo mezcla de sensaciones...
ResponderEliminarFelicidades Kim, porque sabes llegar a lo más hondo.
Un abrazo y una reverencia.
Mis palabras quedan vacías de significado cuando trato de transmitir lo que siento con tus textos...impresionistas pinceladas y expresionistas colores fuertes y grises suaves, todo ello bien barajado con tu sabiduría.
ResponderEliminarUn beso.
Victoria: Encantado de que esas "oraciones", lleguen a percepciones, sensibles y captadoras, de la primigenia voz muda del pensamiento…hay instantes para la reflexión… Abrazos cálidos...cópicos y sigamos viajando, amiga mía
ResponderEliminarPilar: La vida desenfrenada que llevamos, los mortales, en estos tiempos de enajenación, sin compás…vidas que muchas veces no vivimos, y cuando nos damos cuenta de ello, es ya hora de irse…Abrazos mágicos desde sueños sin despertares
ResponderEliminarMarisa: Amiga mía, ya ves que seguimos entre decorados de oropeles, creyendo ser protagonistas principales, cuando solo somos simples figurantes en este ciclo tragicómico…A menudo lo estático, no nos deja descubrir el movimiento del alma y su taquicardia...Aminoremos la marcha y atendamos al silencio, para descubrir el temblor y la queja del planeta, que agoniza en el abismo del sinsentido…Abrazos de colores cálidos, para macular esperanzas, en este gran lienzo llamado tierra.
ResponderEliminarTowanda: Intentando recordar la música de nuestras vidas...a veces me olvido del estribillo y las letras se convierten en ondas sonoras...Abrazos silbados al viento de la ilusión, que corresponde renacer de un momento a otro.
ResponderEliminarMarián: Tus grafías, llegan a mí, colmadas de emociones y coherencias...dibujos que significan elogios, emblemas y mimos para la piel del ego…Me alegro te haya gustado, amiga...Abrazos de aprecio, internándonos en la profundidad de las raíces humanas.
ResponderEliminarMe doy perfecta cuenta de que he estado leyendo una hoja en blanco en la que tú, al menos, sí que estabas. Vaya si estabas. Cuanta creatividad e imaginación Kim.
ResponderEliminarEstoy muy contenta de leerte.
Un abrazo besable.
tecla: Me alegra compartir esta página en blanco contigo, así lograremos pintarla de emociones y sensibilidades...Abrazos sinceros y vividos, entre letras desplegables de lirismo...
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