sábado, 15 de junio de 2013

Sueños de Carretera y otros caminos.




“Fuimos hijos del camino, solitarios viajeros
 aventureros y solidarios, isleños escuchando 
los rezos de madrugada de una tierra sagrada, herida…”
Por aquellos tiempos, corría 1977, tenía un pato que solo comía “chocolate”, que era lo que más sobraba, les vendíamos a los pijos de la costa brava, así fumábamos gratis y sacábamos para pasar el verano. Había que tener cuidado, pues los polis te requisaban y luego vestidos de paisano, lo vendían ellos.
 El viejo Alex, envió una postal de Berlín, acompañada de una carta, donde me hablaba de su camino, de la búsqueda del amor, de los días cargados de alcohol y drogas y las noches recorriendo ciudades, tocando la guitarra y sintiéndose solo y desgraciado…Le contesté una de esas noches en las que iba muy cargado, pero se que le escribí y le decía que viniera, que viniera aquí que nos lo estábamos pasando en grande.
Esos días nos alojábamos en el apartamento de Benny y su hermana Andrómeda. Richie, el pato, vivía bien, le puse el nombre por un chico yonqui que salía en una novela, creo que era de William Burroughs, Richie, el pato se bañaba con nosotros, en la piscina compartida del edificio, escuchábamos a los Stones, Hendrix, janis, Neil Young y todo tipo de música blues, rock y jazz…Richie, el pato, iba tan ciego como nosotros.
Hablo de plurales porque en aquella época, intentamos ser hermanos todos, y parecía que lo conseguíamos, pues íbamos conociéndonos en el camino, allí en Platja D'Aro, conocimos a carmen, una chica sevillana, a unas muchachas rubias y esbeltas de suecia, que trabajaban en una tienda de ropas en Palamós, alternábamos también con Mustaf y Alí, dos hermanos de Marrakech que llevaban las atracciones de feria por lo que obteníamos fichas para divertirnos en los coches de choque y esos trastos…teníamos 16 años, Mustaf y Alí eran unos años mayores y Joan Sebastian era  Afroamericano, y  desde el primer día que lo vi, decía muy a menudo, lo cual nos hacía reír a todos los que ya lo conocíamos:

-Mañana, Hermano,  me voy a Inglaterra, cuando me levante al amanecer, comenzaré a sacar  dedo, rumbo a ese gran país…

El apartamento de Benny y Andrómeda siempre estaba lleno de gentes que “alojábamos”, quién no tenía donde dormir, allí tenía un espacio, así conocimos a mucha gente del “rollo”, se llamaba gente del rollo, a este movimiento underground, tipos enrollados, músicos, escritores, actores, poetas, pintores, fumetas que viajaban en auto-stop y experimentaban la vida y sus sustancias, recuerdo que Castor me enseñó a sacar tabaco de las máquinas ¡Qué fácil era todo! Dormíamos arropados por  las notas de Morrison, Bowie. Lou, Clapton o los Creedence, Who, Kinks, Marley, Dylan o Cohen, con el Soul de Otis Redding, Aretha Franklin o Sam Coock…Gracias a unos colegas que trabajaban en una discográfica, conseguíamos ir gratis a los conciertos ¡Qué noches tan fantásticas!

Por fin llegó Alex, totalmente borracho y fumado como siempre…esa noche nos dio un festival de guitarra, hicimos un pequeño concierto, tocando bongos, armónicas, flautas y cualquier instrumento improvisado que sonara más o menos bien.

Unos días después me largué a Ibiza y Formentera, les dejé a Richie, el pato, a su cuidado…cuando volví unas semanas más tarde, nos encontramos en Barcelona y me explicaron que Richie, el pato, había palmado, ahogado en la piscina, me supo muy mal…dos meses pasaron cuando me enteré de que Alex murió por sobredosis de “jaco”…poco después, fueron Benny y su hermana Andrómeda.

y cuando al año siguiente, me tropecé con Joan Sebastian, tomamos una absenta en el bar Marsella, se mostraba muy contento mientras me decía:

- Mañana, Hermano, me voy a Inglaterra, cuando me levante al amanecer, comenzaré a sacar  dedo, rumbo a ese gran país…

Fue realmente una generación perdida, rebelde y a punto de cambiar el mundo…

15 Junio 2013

domingo, 9 de junio de 2013

Perfumes.



Sentado en su butaca favorita, Maximiliano, fumaba una pipa elaborada minuciosamente, como en un primitivo y ancestral ritual, con hebras de diferentes países…africanos, asiáticos y europeos. Posiblemente la preparación formaba parte de su mayor deleite, sí, casi más que el aroma y el sabor posteriores…el humo envolvía cada rincón de la casa, visitaba las habitaciones y las estancias, se filtraba entre los libros y tras los cuadros. Le hechizaba ese olor dulce, mezclado con los palos de sándalos e inciensos orientales, que encendía por doquier…esencias de jazmín, Té verde, canela, pachulí, emanaciones de limón, fresa y mora ¡Ah, las civilizaciones, las razas, las culturas…Qué grande este planeta! e inmediatamente después, evocaba sus viajes a la polinesia, mirando, una reproducción de “Arearea” de Gauguin, colgada frente a él, en el salón donde escribía sus anotaciones en un grueso cuaderno de bitácora, sobre un estimado buró familiar del siglo XIV.  
19 Noviembre 2011