domingo, 30 de octubre de 2016

Desenfocados por la vida...




Hay ventanas que permanecen cerradas y días que nunca amanecerán.
Me descubro reclinado en el dintel de las sombras, en mi cobertizo de palo colonial. Entonando canciones de tempestades y rudos marineros, mientras Dios, transita por las arterias de la metrópoli, abrazado a la vida con una gran cogorza al advertir lo que ha creado.
















jueves, 27 de octubre de 2016

Templo Gaudí...



"Paloma visitando a Gaudí"
(Sagrada Familia, Barcelona 2016)
Foto de Kim Bertran Canut
 

lunes, 24 de octubre de 2016

La Tribu...



 Permaneceré en solitario, y aprenderé a escuchar al amigo de la noche de ayer, que me relató la historia de las lluvias, que acontecieron sobre espíritus mojados por las aguas de la dársena.
 Un día muy, muy lejano, en una tribu humilde…allá donde crecían las raíces, la naturaleza reposaba, el cultivo de la vida y los sueños era apacible. Llegó el hombre blanco con su letal profecía, prometiendo oropeles y dorados. Regalando metales bañados de dolor, confusión y asesinato y fundó presencias de ausencia en la tierra indígena.
Vírgenes en los mercados de placeres donde se venden armas, niñas y alcohol a la ignorancia, selvas que llegaron a la ciudad.
 Los jóvenes, iluminados, abandonaron los poblados y a sus ancianos y se convirtieron en nativos indigentes en el asfalto de hormigón de polígonos de hielo, prisiones de libertad y olores mentales. Así emergió la nueva tiranía en una hacienda con caudillo y cuando, extasiados, quisieron regresar a su antigua morada, a la añorada existencia que les colmaba de gratitud, decidiendo demandar indulgencia por su desafortunado peregrinaje. Sombras blancas, encapuchadas con antorchas en las manos, quemaron su arrepentimiento y a la tribu pacifica. El humo de las llamas ahogó sus almas y allí mismo, carbonizados, se encuentran aun hoy con los grilletes de la sumisión, creando generaciones de miedo y desengaño. El mundo en que nos encontramos tú y yo.
         - Febrero 2009-




















jueves, 13 de octubre de 2016

LAUREADOS HORIZONTES DE MISMIDAD




La ley del silencio en la ladera más apartada de la cantera.
Una piedra chiquita, así…diminuta, casi integrada en la tierra dialogaba con una roca agreste…esculpida en la sabiduría de los elementos.
- ¿Porqué murió el humano, madre?, creía que era el preferido de la creación.
- Cierto, chinita, pensaba que era el rey, con derecho a manipular contranatura todo a su paso.
- ¿Se equivocaba? ¿No lo era?
- Desde Luego que erraba, no puede ser el principal protagonista aquel que destruye  y  arrasa con todo lo realmente necesario para la existencia del planeta.
- …pero tenía sentimientos…
- Sí, aunque muy pobres y superficiales…veneraba los materiales banales, eso es lo más triste…era un ser destructivo y pagó por ello…
- ¿Qué pasó, Madre?
- Un virus contaminó al hombre. Él mismo lo había creado en un laboratorio y se contagió con su propia avaricia…experimentaba con peligrosa radiación…
- ¿No tenían ya bastantes armas nucleares?
- Nunca tuvieron demasiado de nada, era una raza codiciosa…el poder científico abusó del control y las glándulas reproductoras quedaron estériles, a partir ese mismo instante nadie volvió a concebir y la ancianidad fue pereciendo convulsivamente hasta no dejar rastro de su paso por el mundo.
- ¿No había Clones?
- Acabaron como nosotras…simples fósiles.
- Ese mundo que quería conquistar…¿El virus no se llamaría ambición?
- Más bien liberación, las demás especies por fin vislumbraron el paraíso.
La roca y la pequeña piedra continuaron charlando de los cruentos sucesos hasta que se ocultó el Sol entre las montañas frondosas de árboles y vegetación.
Un terremoto inclinó el suelo y un desprendimiento acabó enterrando a los prehistóricos conversadores, en un fondo escueto de irresolución y consternación.

Noviembre de 2002





 
 


 







miércoles, 12 de octubre de 2016

domingo, 9 de octubre de 2016

Humos y misericordia…




Nebulosas estatuas mitológicas que,  se juzgan,  pintadas en el aire. Góndolas a contraluz, capiteles, juncos y caña, fanales de aceite…música de la Francia de finales de los cincuenta, en la Italia de los sesenta, donde nos hallamos presentes, los cielos, cenicientas tonalidades, unidos con los rojos pasión que abaten en el mar, acariciando, la plata de sus aguas…la ciudad duerme, cada cual en su mundo, escribiendo el libro de sus vidas…miras por la ventana y ves como caen las primeras gotas de lluvia, abajo, cruzando el puente, divisas los paraguas de las gentes…como en un desfile, en la pasarela de sus vivezas, corren a resguardarse. En la plaza una niña con impermeable y gorro da de comer a las palomas. Los pescadores recogen redes y velas, y acercan las barcas al astillero, fuman sus pipas humeantes de Ámsterdam y hunden memorias en el mar. Rondan las ruinas portuarias, chavolas de amigos y conocidos indigentes que han prendido con maderas y cartones, fuego, a las tinas y  cubos de chapa,  para calentar los huesos y el alma y cocinar  los atunes que cada amanecida, los marineros, les traen para alimento…se sientan, juntos, como cuando eran niños en la escuela…donde aprendían a soñar…unos tuvieron más suerte, a otros las adversidades les enfermaron, sin embargo no han perdido el valor del afecto y de la solidaridad y hoy, mientras comen con hambre, el pescado, sacan una bota de vino y todos cuentan fábulas, ríen y beben, olvidando, por unos momentos la dureza de la existencia…los autos comienzan a rodar a esas horas y de las chimeneas de las  fábricas, el humo, fluye, contaminando el ambiente…no nacen flores en las aceras, no, solo asfalto y restos de ruedas chamuscadas. Los  adoquines resquebrajados, forman charcos que los muchachos camino del instituto,  pisan con regocijo, sin conocer lo que un día pretenderán  olvidar.                                -25 septiembre 2011-