domingo, 17 de marzo de 2013

Walking the Dog por la calle Vertedero a trote ligero.



Caía una fina lluvia... le motivaba caminar en estos días grises. El agua permitía que se respirara con frescura, armonizando con la naturaleza de una ciudad selvática. Corrían los paraguas y los niños enfundados en obligados chubasqueros de colores chillones. Brillaba el suelo mojado y de los adoquines renqueaba una nebulosa que lo envolvía todo, creando una atmósfera surrealista que le recordaba el ambiente de las películas de Ridley Scott, en especial Blade Runner. Un futuro de lluvia ácida, superpoblación y alquileres en el espacio, con automóviles surcando la estratosfera. Sin bien ni mal... Alegato de replicantes con necesidades terrenales, buscando el milagro de la vida que sus propios creadores les privaban. La lluvia es una huida de la polvorienta secta existencial. Da sensación de libertad, de caminos sin rayas de horizonte, con puertas abiertas a lejanas tierras donde nadie es conocido.