Sépase que en una época
de cómoda queja y silenciosa arbitrariedad con el entendimiento, es un lujo de
crítica el nacer cuando las masas populares y no el individuo íntegro e
intimista, con un pensamiento lúcido en activo, han rechazado las rebeliones,
claudicado de sus derechos, arrodillados ante el Dios de la materia y la
propiedad. Sentados en la barra del prostíbulo, cobijando entre las piernas la
mamada de un mundo ya jodido.
El poeta y filósofo trascendentalista Ralph Waldo Emerson, sentenció que
“la vida no es una excusa” y añadió enarbolando estoicamente “quién aspire a
ser hombre habrá de ser inconformista”. Aunque es fácil platicar, hoy ser
inconformista sin papel de curso legal es como sentirse el hombre elefante, sin
embargo el amigo tenía sentido común, razón y lógica…
Kim
Bertran Canut
