La luz de la
mañana asoma por el horizonte recortado de presagios, nunca acontecidos, y la
tierra esconde la piedra que la lluvia pasajera enterró, festejando su
encuentro con una húmeda caricia. Las canas de la mente anuncian el tiempo
perdido.
Aquella inmensa
semilla cautiva en el olvido, dejó de crecer apenas nacer. No tenía ningún
sentido seguir allí, pisada entre la hierba, acosada por la rencilla de un
ocaso que la niebla había oscurecido.
El miedo
siempre acompaña al hilo que teje la araña.
El silencio y
su murmullo enmudecen cuando la noche ya acecha. Navega en suave delirio,
viajando, fiel a la suerte de una trágica tempestad que hundió otro bajel
interior, en la profundidad de los mares. Ahora encuentra siempre a la deriva
la mano ciega de la soledad. Ahora sí tenía pánico, es peligroso acostumbrarse
al miedo, se acaba participando, dándole la mano con una cierta causticidad
morbosa que envuelve todos tus momentos convirtiéndolos en sufrimiento
continuo. Ansia por siempre cómplice de una vida cargada de letanía,
encarcelado de penurias y pensamientos que manchan una mueca irónica,
tempestuosa, teatralmente grotesca, ridícula. Que asesina los latidos
intrínsecos, vulnerabilizando las sensaciones, perdiendo el sentido de la
razón, el control de la sensibilidad, quemando toda llama de cordura.
En la isla de
la ilusión, el naufrago rebajó su condena.
Es silencio que
calma tu dolor, es coraje, penetrará en tu piel.
Es paciente
inquieto, ventrílocuo callado, es la semilla de tu vientre. No pide más que
ser. Él quiere aprender a existir, que se le explique cómo navegar en los
ancestrales mares, guiado por las estrellas y sus constelaciones. Dadle una
brújula, un destino y un arpón, le enseñáis a contar los días mediante el Sol, la Luna, los puntos cardinales,
por donde nacen los astros. Dejadle tiempo sobre las aguas para curtirse y para
que crezca una raíz acuática en el corazón, para que piense en la calma y luche
contra las tormentas del oleaje enfurecido.
Con la red
tendida, recogerá la paz merecida y el aliento que le llenará el alma vacía.
Levará anclas,
izará velas, saludará con la mano, porque no le gustan las despedidas, así que
partirá deprisa perdiéndose en ese otro mundo, se siente fuerte para vencer su
batalla particular.
En el viaje, la
ley del mar cobrará tributo y el oleaje se llevará al hombre y todo aquello que
quería olvidar.
1996
Con una brújula adecuada, cualquier navío encallado e incluso hundido puede volver a encontrar el norte. El miedo que acompaña al hilo que teje la araña, desaparecerá frente a nuevos oleajes, ya conocidos, ya padecidos, ya naufragados, ahora la experiencia los sorberá y serán vencidos.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu texto, Kim, al que veo inundado de una prosa poética y metafórica que da para navegarlo muchas veces y con diferentes destinos.
Encantada de volver a leerte.
Besos.
Me alegra tu visita y me gustan tus palabras...por razones personales, hace mucho que no visito los blogs...pero, espero ponerme al día y reaparecer en tiempos futuros con más movimiento y asiduidad…Besitos amigos.
EliminarUna ventana que se abre de nuevo, una narración que te conquista a golpe de oleaje...que delicia de lunes.
ResponderEliminarbesos
Las letras siempre pueden ocasionar cimbreos en el oleaje cerebral y sensorial, si se logra, fantástico…seguimos en ello con todas las fuerzas posibles de la razón…Besos.
EliminarEstimado Kim
ResponderEliminarsomos nosotros como los barcos, a veces navegamos aguas calmas, mares soleados que son un placer para el alma, otras, mares turbulentos, el oleaje parece cubrirnos y más de una vez encallar, sin saber bien dónde estamos y hacia donde nos dirigirá la próxima ola. Un tsunami.
Arriemos las velas y esperemos a que todo pase, como bien sabido es, luego de la tormenta viene la calma y eso es lo que nos da la Paz.
Magnífico tu relato, excelente como siempre y me uno a lo dicho por Marisa "... da para navegarlo muchas veces..."
Besos y abrazo desde este Sur primaveral un tanto lluvioso por ahora.
REM
Amiga, anclados nos hallamos los humanos, con las manos atadas, con la venda en los ojos que no nos permite ver las guerras, las hambres, las enfermedades, las injusticias de este señor llamado humano…espero que este oleaje no nos devore…Besitos también con lluvia desde Barcelona…
EliminarEste texto es precioso, cada línea tiene su significado oculto...brillante como las estrellas en la mar...
ResponderEliminar"En la isla de la ilusión, el náufrago rebaja su condena"...y todo así.
Un beso grande, Kim.
¡ah¡ y muy bien el cambio estético del blog, y la imagen de ese rompeolas.
ResponderEliminarMe alegra que te gusten estas letras, se colocaron con sensibilidad…el blog intenta cambiar de color, de registro…pero el tiempo y otras razones no permiten que acaben de llegar y las iniciativas quedan en el “tintero”…haremos lo que podamos y más si es necesario…Besitos de ilusión.
ResponderEliminar(la foto está tomada en las palmas de gran canaria, enero de 1988)