sábado, 16 de marzo de 2019

En los primeros años tenía, cierta precaria noción de tararear “Massachusetts” de los Bee Gees…(Junio 2018)


Los muchachos se divierten en el Billie’s, jugando a las máquinas del millón, escuchando discos del jukebox, fumando maría y tomando cerveza con grosella…Son los años 60’s.
Hace calor, los críos bulliciosos, se mojan en la única fuente del vecindario. En los charcos de agua creados, beben los perros callejeros y crecen las malas hierbas (ésas que nunca mueren)…al mismo tiempo cruza un viejo Moskvitch del 63…Un joven negro les mira desde la ventanilla de cristal, acribillada el sábado a la noche, cuando salieron a divertirse un poco por el barrio…llegaron de improviso los “Killers boys” con armas blancas y de fuego...y todo se disparó.
El padre está tumbado en la cama fumando un cigarrillo, se quita la camisa…hace calor y la mujer observa desde la ventana abierta, con mirada resignada, viendo el guetto en el que habitan tantas familias inmigrantes como la suya, hacinadas en los suburbios de las grandes capitales…

Familias cuantiosas de Harlem, Detroit (Ciudad del Estrecho) o del Bronx, amontonadas en habitaciones herrumbrosas…En las calles, las mujeres refrescan sus ardientes temperamentos. Alguien toca el violín en la tercera esquina. En la timba “la casa de los Arapahoes”, Muhammad Ali, golpea fuerte sus puños, hasta romper los 
guantes de piel de vaca, en la cara machacada y ensangrentada del contrincante. El público mafioso vitorea con enormes puros en las bocas y el humo cegando sus ojos (sí, como la canción de The Platters) En el callejón de la salida del antro, una pareja abrazada, se besa mientras en el suelo, dos indigentes, tosen bajo gruesos cartones y escupen sangre. Las bicicletas pisan las sombras de hombres invisibles que viven escondidos en las alcantarillas y desde los cielos echan destellos de lluvia con barro del sur…




















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