domingo, 6 de febrero de 2011

LA LEYENDA DEL SUICIDA (ENTRE SOMBRAS DE LO REAL)

A Sócrates Expósito, la vida nunca le había dado un abrazo. Nacido de la tormenta, ésta sería su noche, su frente, su perfil…su acompañante. La triste composición de una partitura inacabada. Siendo apenas un niño, una hemorragia de lágrimas le creó una herida que sería eterna, ya por entonces empezó a odiar las cenizas de aquel maltrecho mundo a punto de hundirse. Pasaron algunos años, cansado de recibir tantas puñaladas, decidió una luminosa mañana, poner fin a su atormentada existencia. Con una cuerda escondida bajo el abrigo, marchó de casa, orgulloso, masticando la sonrisa del predestinado. Durante varios meses lo había estado planeando con detalle y precisión.
- Bien, se dijo, hoy es el gran día…vamos allá.
Comenzó a bajar los estrechos peldaños del viejo edificio tan apresuradamente que resbaló en el rellano encerado ¡qué susto! suerte que se sujetó a la barandilla,
- Casi me rompo una pierna, podían colocar un cartel de aviso.
Con el corazón cabalgando, olvidó el incidente y siguió adelante, caminando por las hermosas calles de su ciudad natal. Iba obsesionado, absorto en pensamientos, contento del día que había elegido, el cielo de azul intenso, flores en los jardines, un perro que se orinó en su zapato…
-¡Eh, oiga tenga cuidado hombre! su perrito acaba de estropear mi mejor calzado, a ver si vigila dónde hace sus necesidades el chucho.
El hombre, que llevaba gafas negras y un bastón blanco –encima snob, pensó Sócrates- le tendió la mano.
-Por favor, lo siento enormemente.
Y se fue con presteza. Cuando abrió la mano se encontró con un billete doblado.
- Qué me ha dado, si con esto puedo comprarme cuatro pares de zapatos.
Quiso devolverlo, pero le resultó imposible dar con él, el hombre invisible se había evaporado. Pasó por una tienda, entró y se compró unos mocasines que le sentaban muy bien, al levantarse para ir a pagar a la caja, la chica que le atendió le explicó que no debía nada,
-¿Cómo qué…?
- Hoy es la inauguración y a los cinco primeros clientes no les cobramos, enhorabuena señor. Gracias, adiós.
- Pero bueno…en fin, hasta luego.
Confuso, continuó el viaje hacia las afueras de la urbe, allí entre pinos y encinas esperaba “su árbol”, alto, grueso, majestuoso, una joya de la natura que daba confianza y seguridad. En una rama colgaría la horca y en el aire fresco de la noche, oscilaría su cuerpo, descansando el sufrimiento al amanecer junto a la sombra del tronco ceremonioso. Así despistado, con el cerebro balanceando aún, pasó un semáforo en rojo. Pitidos, frenazos, insultos, percibieron sus oídos castigados.
- ¡Desgraciado, Suicida!
- Dios, por un milagro no me atropellan, vaya racha.
 Siguió cabizbajo y taciturno hasta que algo rozó su brazo, una maceta de geranios se estrelló en la calzada, la sangre asomó en la piel, miró arriba y gritó al balcón. Un señor sexagenario bajó rápidamente y le hizo subir con toda clase de reverencias, disculpó su descuido y le limpió la herida. En una esquina de la casa había una niña bonita que le regaló su sonrisa.
Se dirigía a la periferia, a un frondoso abismo de vegetación aislado. Una densa niebla le cubrió, envolviendo sus sensaciones, creyó sin ser creyente que se encontraba ya en el cielo, pero no, olía demasiado mal para la eternidad, un fuerte olor a quemado, la nube era humo, giró a su alrededor, de una de las muchas fábricas, las llamas asomaban por
los ventanales, el cielo convertido en infierno. Un muchacho adolescente se asfixiaba. Sócrates se acercó a toda prisa, trepó como un gato por los sobresalientes de la pared, llegó y saltó adentro, ató la soga a un armario macizo, el chico se le abrazó desfallecido y así, entrelazados, llegaron a tierra, sanos y salvos. Todo el vecindario les aguardaba, ya llegaban los bomberos, se sucedieron los flashes de los fotógrafos, las entrevistas de los periodistas, Sócrates se escabulló y huyó del bullicio con la cuerda un poco chamuscada bajo el abrigo. Quería llegar antes del anochecer a la cita. Sus pasos ahora cruzaban el anciano puerto, Las gaviotas pescaban y el horizonte…pronto se reuniría con él. El agua enfurecida chocaba contra el dique y las rocas salpicadas, esculpidas por una mano indómita. ¿Era un espejismo o alguien se agitaba en el agua? Fijó su mirada y descubrió sorprendido, el cuerpo de una mujer que se retorcía desesperadamente, ahogando gritos y sollozos. Él era mal nadador, sin embargo no dudó un instante en lanzarse al mar, sin pensar en nada más que en luchar contra las olas enloquecidas, vencidas éstas, alcanzó a la joven y agarrándola por la mandíbula, con mucha dificultad, apuró las fuerzas llegando a buen puerto. Le hizo la respiración boca a boca, La chica había tragado medio mediterráneo. Al cabo de un rato, con un ruedo de gente entre ellos, los pulmones fueron achicados y la respiración normal, volvió al curvilíneo cuerpo de la escultural sirena. Él no había podido apreciar su belleza hasta pasado el mal trago. Ella miró a Sócrates agradeciéndole su coraje. Los de la ambulancia la tendieron en la camilla y marcharon con las luces de urgencia. Ya era muy tarde, se apresuró, por fin divisó el bosque, quería hacer las cosas bien, con luz para poder trenzar el nudo del collar. Allí estaba frente a él, desafiante “su árbol”. Subió hasta la rama más gruesa, la rodeó cariñosamente con la cuerda, se colocó el colgante en el cuello, mientras la felicidad existía. Estando allá en lo alto, atisbó a dos maleantes quitando el bolso a una pobre anciana. Anudó la famosa cuerda, se quitó el lazo y saltó sobre los dos criminales, les golpeó con rabia, ahuyentándoles. Recuperó el bolso y se lo devolvió a su dueña, la señora se lo agradeció con un himno de aleluyas, y santiguándose dijo que rezaría por que tuviera larga vida. Quedose solo, pensando en todo lo que le estaba ocurriendo, de repente un puñetazo le trajo al mundo real. Los asaltadores no se habían ido muy lejos, pero no contaron con la fuerza de un suicida que deseaba terminar su obra. De dos manotazos y cuatro puntapiés, les dejó en el suelo, yacentes. Recogió la soga del árbol y les rodeó con ella, asegurándose de que estuvieran bien maniatados, les hizo recuperar el conocimiento y cansado de llantos e injurias, de sobornos y amenazas, les acompañó a la comisaría. Cuando salió de prestar declaración, la noche era más negra que su pena. De regreso a casa, se cruzó con una mujer de formas provocativas y cara angelical, ¿A quien le recordaba…? Ella le miró, penetrando en su interior y con los labios carnosos le saludó, claro…era la sirena del puerto; ella sonriente le abrazó, le sujetó del brazo y atrayéndole, le besó.
- Tú me has besado primero ¿no?, anda, vamos a tomar unas copas…
 Y juntos entraron en un local musical, la química hizo el resto y se vieron al día siguiente, y al otro, y al otro…

Conclusión, mensaje o moraleja: A veces la cuerda de horca destinada a la muerte, puede atarte a la vida.

Octubre 1998.

24 comentarios:

  1. Voice dijo...
    ¿Existirá alguna manera "mejor" para ahorcarse, para ponerse la soga al cuello que el amor?

    Después de tantas "gracias" en un solo día, y de tantos "favores" y "misericordias" insistía en su árbol frondoso, en ese colgar la pena y la miseria.


    Creo que tenemos que aprender a sobre llevar, la cal y la arena,
    con un sirenito al lado, las olas son caricias.


    Un beso Kimbert...

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  2. EURICE dijo...
    ¡ESTOY ABSOLUTAMENTE DE ACUERDO!
    La soga de la horca puede atarte a la vida.
    Saludos

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  3. Rafa dijo...
    Ese dogal debiera ser el de la buena suerte.
    Magnífico relato, aunque le faltaran espacios entre palabra y palabra, a veces, cosas que pasan.

    Quedo a la espera de tu próxima entrega...

    Abrazo.

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  4. fandestéphane dijo...
    Kim, me ha venido a la memoria la película El hombre que se quiso matar, de Toni Leblanc. No te creas que porque sea de Leblanc es una mala película, al contrario. Un viaje al suicidio sin conseguirlo, un montón de peripecias y nunca le dejan suicidarse. Buena película en la que hacemos turismo por Segovia y su acueducto. Ya me entiendes...

    Genial el relato, como todos.

    Salut i pluja

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  5. Hermoso cuento, quizás cuando ya no le tememos a nada somos capaces de todo.

    Gracias por el buen sabor de boca.

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  6. Nanny Ogg dijo...
    Si es que la vida está ahí preparada para ser disfrutada lo que pasa es que, a veces, nos cegamos a lo bueno. A mí me ha recordado a un microrrelato de García Márquez que me encanta (García Márquez y el relato :D).

    Besos

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  7. Voice, El amor hace maravillas ¿verdad? jajjaja...o quizá el suicida sea alguien que quiera tanto vivir que se deja convencer por el canto de sirenas...en este caso favorablemente...Besitos tiernos para mi amiga

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  8. EURICE, qué bueno que llegaste...viste? jajjaj bueno me alegro estés de acuerdo y espero que tu estancia por aquí, sea agradable...Besos y abrazos cariñosos.

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  9. Rafa,pues ahora me he dado cuenta de los fallos en copiar...qué extraño, a ver si tengo tiempo y lo cambio...Permanecemos en contacto compañero de tintas...Un Abrazo.

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  10. fandestéphane, esperaba encontrar algo en tu morada "Audraniana"...a ver si te animas que la gente como a los antiguos gladiadores pedimos más...sino rodarán cabezas jajjjajaja
    Una abraçada i ens veiem demà al migdia

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  11. Nanny Ogg, Sí, a veces cuesta darse cuenta de que vale la pena vivir...aunque también existen los seres que nacen estrellados y su vida es un infierno, saturada de penas y desgracias trágicas...en fin intentaremos salvar nuestros "caos interiores"...
    Besitos dulces de miel con limón (va bien para el resfriado) para ti...

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  12. Verónica (peke) dijo...
    Curioso blog, me quedo leyéndote...

    besotes de esta peke.

    pd. te espero por mi rincón con una taza de café siempre que quieras...

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  13. Verónica (peke): qué bueno que llegaste hasta mi, me agrada compartas este lugar donde se intenta sea acogedor y podamos convivir mestizando nuestros pensamientos y creaciones...Besitos muy dulces para ti.

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  14. Lorena Chavarría dijo...
    oh quedé con la boca semiabierta con tu entrada, para mi da justo en lo que me sucede...
    esa horca me ato a la vida y es tal cual como lo dices....

    un abrazo enorme, amigo mío y gracias por hacernos abrir los ojos.

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  15. Lorena: si te sientes en parte identificada, imagino que es porqué todos, en un momento u otro bipolarizamos nuestros pensamientos y a raíz de ahí, los sentimientos fluyen o se coagulan...Abrazos efusivos, con soga de seda para secar las lágrimas del desconsuelo…

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  16. Pilar: Seguro que si, ya sabes que el miedo nos paraliza, y no nos deja realizar nuestras vidas plenamente...Abrazos cálidos en este plácido domingo

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  17. Tu suicida tiene personalidad: es él y solo él quien elige cuándo y cómo suicidarse. Nada de traspiés en la escalera, ni con zapatos oliendo a orín de perro, ni macetas en la cabeza. Si hay que sucidarse que sea de verdad, con soga de cáñamo enlazada a la rama de un grueso árbol.
    El problema es que la Vida (y la Muerte) son las que realmente eligen el día, la hora, el momento y el modo. Tu suicida, por tanto, ha sido un iluso. Ha soñado con la Muerte mientras que era la Vida quien soñaba con él. No elegimos nacer, pero pàrece ser que tampoco morir. De libre albedrío me parece a mí que ni sombra.

    Es estupendo tu relato, Kim, la sonrisa amarga se perfila por todo él, triunfando finalmente, el banquete de perdices que soborna hasta a la Muerte.
    Bueno, muy bueno.

    Un abrazo memorizando el guión vital.

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  18. La vida, el azar, o lo que sea, escribió un guión extraordinario en ese singular día de Sócrates. Suele pasar al revés; que cuando está cerca el éxito la vida..¡zas¡ te pone la zancadilla.

    Pero lo mejor de todo esto es que tú lo escribes de maravilla y ahí lo dejas para nuestro disfrute...así que muchisimas gracias, Kim y un beso.

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  19. Marisa: Me llega al magín, el recuerdo de un fragmento de una novela de H. Hesse, ahora no sé si era “Bajo las ruedas”…un muchacho pensaba en suicidarse y eligió también un árbol, cada mañana se acercaba hasta él y cuando estaba allí, se sentía bien, se sentaba y se dormía arropado por su sueño…cuando despertaba, se volvía a casa. El hecho de estar allí y poder elegir su destino, le hacía libre…Abrazos de cariño y letras

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  20. Marián: La vida es un suicidio colectivo, a diario suicidamos nuestras ilusiones...pero mientras unos mueren, otros llegan y parece que la esterilidad no nos mata, no físicamente, al menos…Abrazos de gratitud a tus alabanzas, y tiernos vocablos

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  21. Llegaste a un punto profundo donde todo puede convertirse en vómito en este momento. La vida, el amor, el dolor, la soledad y otra vez la herida, el dolor.

    Lo sentí profundamente.

    Un fuerte abrazo amigo.
    Cuidate mucho sí.
    Besos.

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  22. Natalia: Sentir es una de las necesidades vitales, del ser humano...Todo puede ocurrir en décimas de segundo, así que hay que obrar con cautela...Abrazos profundos, buscando luces entre oscuros pensamientos

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  23. esta asturiana sin esperar ser molestia se queda de tu seguidora por la belleza de tus relatos, un besin y feliz domingo.

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  24. OZNA-OZNA: Amiga, encantado de tu presencia y estancia...Aquí nos encontraremos, cuando nuestras naves ardan y necesitemos desembarcar en tierra firme…Abrazos afectuosos de encuentro emocional y literal

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