Como ir conduciendo durante años al trabajo, cuando no
tengo carnet, ni auto, y tampoco tengo
trabajo…entonces al salir a la calle no sé donde dejé aparcado el vehículo y es
entonces cuando pienso y me pregunto si es real mi preocupación.
¿Será sueño, fantasía y realidad la misma corteza
cerebral de la consciencia, inconsciencia y subconsciencia?
Amigo Celedonio, otras veces me río a carcajadas y
dejo que el sueño me utilice, que me lleve consigo y pido humilde pero
encarecidamente que no me haga volver jamás a ésta promiscua realidad tan
absorbente…Pregunto sin respuestas, así convivo con las oscuridades de las
calles de mis pensamientos, humedecidos por la tormenta del sábado.
Recalo en la nostalgia de la incertidumbre ¿error o
temor? Y lo único que sé bien cierto es nuestro transitar, Celedonio, compañero
de aquel pretérito tan vívido y fantástico…Aquel norte sureño abierto a los 4
vientos.
Bien, como te iba contando, anduve mucho tiempo sin
identidad. Me olvidé de ser yo y creo que me largué… ¿A dónde? No tengo idea, no
sé, oí hablar de existencias opuestas y me invadió el silencio, el miedo me
atenazó y diría que no dormí ni soñé en días, claro que quizá en esos momentos
ya no conseguiría saber nada de nada, qué vacíos visité y si la paranoia se
vistió de lapsus ingrávidos…Busqué tierras menos hostiles donde depurar la
piedra que llevaba en el alma…
Te escribo ahora mismo con la inocencia de un niño.
Debes creerme, pues si tu no lo haces, nadie lo hará…es terrible observar como
el pasado se muda en hojarasca otoñal y poco a poco ver que va desapareciendo,
si tardas demasiado me habré disuelto, lo intuyo y cuando llegues a mí, seré
como el horizonte que nunca puedes alcanzar…
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