jueves, 13 de septiembre de 2018

La gran depresión americana… Gran crisis mundial…segunda gran guerra. (Septiembre 2018)


Tantas cosechas imprecisas, años 30, la gente está digiriendo, otros vomitando el crack bursátil del 29.  Campamentos improvisados, camiones destartalados, abuelos, padres e hijos huyendo por las carreteras de tierra, con sus maletas y su silencio migratorio. Sin dinero, sin trabajo, sin hogar, sin ilusión. Los desheredados, los sintierra, los desnortados, marchaban hacia una búsqueda vital. Familias enteras con cuatro cacerolas y un fuego calentando el alimento espiritual y la sopa de pan…  se vivía a base de leche en polvo, habichuelas secas, y patatas.
 Prende la hoguera en los corazones de los perdedores.
 Aquel sueño en que creían, en un lapsus, se convirtió en una cruel pesadilla. Una putada del destino, brutal paliza al interior humano, toda una generación desgarrada…hecha añicos.
Unos granjeros en el camino tiraban de un carro, repleto de ropas, medias pintarrajeadas  y otros cacharros…mientras,  para espantar a los espíritus de la miseria y la desidia, entonaban a coro una canción que hablaba de los tiempos que corrían por esos días:
“…Medio millón de botas arrastrándose por el infierno
Yo era el crío del tambor. Amigo, ¿puedes darme una moneda de diez centavos?...”
La gente perseguía un lugar donde asentarse, trabajo y dinero para sobrevivir…Hacían tremendas colas para recibir ayuda del gobierno.
Rebuscaban en las basuras, se crearon “refugios”, los hombres saltaban a los trenes y viajaban en busca de empleo. Con la desnutrición llegó la tuberculosis y los inmigrantes “peleaban” por la faena con la población nativa…
La discriminación fue espoleada por los grupos nacionalistas de derecha.
Recuerdo “Las uvas de la ira” que describe la dramática supervivencia de la época y “Danzad, danzad malditos”  que cuenta las maratones de baile, que se organizaron en la gran depresión. Concursaban, desesperados por ganar unos dólares para comer y dormir bajo techo…
Dorothea Lange “la fotógrafa del pueblo”,  Arthur Rothstein, Walker Evans y Gordon Parks  fueron algunos de los encargados de documentar con imágenes y vivencias este periodo de carencias y desequilibrio social…
Luego  llegaría el personaje del bigote, que para ganarse el pan, pintaba cuadros sin vida y a la sazón, explosionó La segunda gran guerra mundial…















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