domingo, 2 de septiembre de 2018

Resurgen los pasados, aquellos que siempre habían estado aquí presentes y creíamos muertos y enterrados… (Agosto 2018)


La fotografía debiera tener el objetivo de “guardar en la memoria” aquellos instantes de celebración, paisajes, retratos de la familia y amigos, momentos que queremos inmortalizar, inolvidables e idílicos. Más también capturar el tiempo y fotocopiar su paso, a veces devastador…todos nos iremos, pero las imágenes pernoctarán, como antaño se tenía la pobre costumbre, en una vieja caja de zapatos de cartón gris.
A veces (siempre a veces, nunca siempre) vemos belleza, tristemente, en los ancianos y sus rostros arrugados como lodo seco en el lago de las infancias. En mendigos, borrachos y yonkis que duermen en las calles o los que decidieron cruzar el infinito (vagamundos) para conocer las innúmeras culturas de esta tierra.
En los Beatniks de los 40 y 50 en aversión contra el “American Way of Live” o los hippies de los 60 en rebelión por la guerra de Vietnam y el sistema materialista, capitalista…Claro, también se cubrieron las guerras mundiales, el apartheid, desastres naturales, los ambientes de Jazz y Rock…Si no fuera por los reporteros, seguiríamos engañados, sin noticias, como cualquier país gobernado por dictadores…
Paralizando las piedras del camino con varios clicks, una mujer negra fuma un enorme puro habano. Una pareja baila un swing americano, frente a un Mercedes benz 170 v del año 1937…Observo, sin mover un dedo, sin pestañear, junto a las autoridades alemanas, los linchamientos de “La noche de los cristales rotos• allá en noviembre de 1938…Demasiadas guerras y ninguna paz.
















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